El siglo XXI no está resultando ser un gran siglo. Los abusos de unsistema formado por ricos cada vez más ricos y jodidos muy jodidosestán a la orden del día. Siguen so?ando las pulgas con comprarse unperro y los nadies con salir de pobres. En esta obra, que terminó una?o antes de morir, Eduardo Galeano sale a cazar en esa jungla paramostrarnos -con crudeza, con humor, con ternura- el mundo en quevivimos, desnudando ciertas realidades que, pese a estar al alcance de la mano, no todos llegan a ver.Pero, como sugiere su título, El cazador de historias devela tambiénal narrador que acecha detrás de todos los relatos. Y así, aunquesiempre fue reticente a hablar de sí mismo, Galeano cierra este librocon un pu?ado de bellas y poderosas historias que sorprenden tantoporque ofrecen pistas de su biografía, de sus a?os de infancia yjuventud, de los primeros viajes por América Latina, de las personasque marcaron su vida y su escritura, como porque expresan sus ideassobre la muerte. Lejos de cualquier lamento, con el puro impulso de la curiosidad y la imaginación, se pregunta cómo será el final, quédeseos, afectos o necesidades aparecerán entonces.Eduardo Galeano creó una obra que no pasó inadvertida, que culmina con este libro. Varias generaciones la han leído con fruición yseguramente seguirán haciéndolo, porque algunos fuegos, fuegos bobos,no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas queno se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.