Cuando Gabriel García Márquez recibió en 1982 el Premio Nobel deLiteratura abrió su discurso con un homenaje dedicado a AntonioPigafetta y a su «libro breve y fascinante, en el cual ya sevislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy». Este libro relata la expedición, financiada por la Corona de Castilla, de las cinconaves al mando del portugués Magallanes, que, el 10 de agosto de 1519, partía de Sevilla con el fin de buscar el camino más corto hasta las" islas de las Especias ". Tres años más tarde, el 8 de septiembre de 1522, y al mando del vasco Juan Sebastián Elcano, arribaba al puertode Sevilla la nave Victoria, con sólo dieciocho hombres, «los másflacos y destrozados que podía ser». Si bien hubo algún beneficioeconómico, por encima de todo se había dado por primera vez la vueltaal mundo y se iniciaba una nueva era en la comunicación hacia eloeste. Pigafetta, embarcado sólo por afán de fama, con voluntad deescribir un libro que contase «todas las cosas pasadas día a díadurante nuestro viaje» (no pocas ni poco accidentadas), dio fin a suintento y legó a la posteridad la relación de este viajeextraordinario.