No amaba a Catherine Barkley, ni se le ocurría que pudiera amarla.Aquello era como el bridge, un juego donde te largas a hablar en vezde manejar las cartas. Eso pensaba el teniente americano FredericHenry, conductor de ambulancias en el frente italiano durante laPrimera Guerra Mundial, al poco de conocer a esta bella enfermerabritánica. Lo que parecía un juego se convirtió en pasión intensa,mientras la guerra lo arrasaba todo y los hombres desfilaban bajo lalluvia, agotados y hambrientos, sin pensar más que en huir de lamuerte. Inspirada en las vivencias de Hemingway, Adiós a las armas esya un clásico de la literatura universal y uno de los mejores retratos de la voluntad humana.«Un libro precioso, conmovedor y lleno de humanidad.»Vita Sackville-West