Todo el mundo sabe que los elfos son tan arrogantes como inmortales ypor eso les gusta que se los retrate. Además, ansían el arte de loshumanos porque ellos son incapaces de crear algo que transmita vida.Isobel los conoce bien, pues se gana la vida pintando sus rostros.Pero un día el príncipe del otoño entra en su taller y, al retratarlo, comete un terrible error: plasma en sus ojos el dolor humano quepercibe en su mirada, un rasgo que cualquiera de sus súbditosconsideraría una debilidad.Tras recibir el cuadro, el príncipe regresa convertido en cuervo y laacusa de traicionarlo ante su corte. La única manera de solucionarloes que Isobel se adentre con él en las tierras del otoño pararestaurar su reputación. No obstante, deberá tener cuidado: comoafirman los elfos, siempre deseamos lo que tiene el poder dedestruirnos.