Colombia es el destino número uno para los observadores de aves. En ningún otro país se ha registrado un número tan alto de especies, tantas como una quinta parte de las aves existentes en todo el planeta en tan solo 1.000.000 km2. La geografía colombiana es extremadamente diversa: de este a oeste se extiende desde el río Orinoco hasta el Océano Pacífico y de norte a sur desde el Caribe hasta las cabeceras de la cuenca amazónica. Los Andes están conformados por tres cadenas montañosas principales separadas por los valles del Cauca y del Magdalena. En el norte se encuentran dos grandes sierras, la de Santa Marta y la del Perijá, siendo la primera uno de los principales puntos calientes (hotsposts) del mundo para la observación de aves endémicas. En los últimos años, las rutas habituales para la observación de aves del país han ido evolucionando, focalizándose en las zonas protegidas tanto de propiedad privada como pública, permitiendo así la observación de casi todas las aves endémicas de Colombia, desde loros y colibríes con extravagantes plumajes hasta los furtivos gralláridos. En Sudamérica, no hay mejor lugar que Colombia para escapar de los caminos trillados y descubrir cosas nuevas, como lo demuestra el reciente hallazgo de un grallárido aparentemente nuevo cerca de la ciudad de Cali. 1965 especies; 94 endémicas, 101 casi endémicas, 4 introducidas, 42 accidentales. Más de 3600 ilustraciones y más de 2000 mapas de distribución.