Gran parte de la vida de Arturo Barea Ogazón (Badajoz, 1897-Faringdon, 1957) transcurrió en medio de la pobreza. Su madre, que se habíaquedado viuda cuando Barea apenas tenía dos años, emigró de Badajoz aMadrid con él y sus tres hermanos. Madrid y el río Manzanares ocupanun lugar central en " La forja de un rebelde ", trilogía que estállena de lugares de la memoria histórica y personal. Por el puente delos Franceses, del Rey, de Segovia, de San Isidro y de Toledo, y porlas zonas adyacentes, el Campo del Moro, Príncipe Pío, las Vistillas,la pradera de San Isidro, el paseo de San Vicente, el parque delOeste, la Ciudad Universitaria y la Casa de Campo, por donde Bareacorreteó de niño, se disputaron los combates por la defensa de Madrid, y en el Jarama, donde desemboca el Manzanares, tuvo lugar una de lasmás cruentas batallas de la guerra. Lo que hay de autobiográfico en "La forja ", " La ruta " y " La llama " estriba sobre todo en haber "tratado de registrar ", según confesaba Barea, " la vida tal como lahe visto, vivido e intuido entonces, y registrar al mismo tiempo lahistoria de mi adaptación a aquella vida ".