El peyote, el cactus divino de los nativos mesoamericanos del norte, se localiza en los alrededores de Real de Catorce, en el Estado de San Luis de Potosí (México). Los huicholes de la Sierra Madre Occidental (hoy en los Estados de Nayarit y parte de Jalisco) realizan cada año y desde tiempos inmemoriales peregrinaciones a esta zona, a la que llaman Wirikuta para recolectar esta planta. El peyote, de alrededor de 5 cm. De diámetro y que apenas sobresale del suelo, es redondo, de color verdiazul, con una leve depresión en el centro, de la que radian nueve surcos; estas nervaduras, entre los surcos, tienen pequeños racimos de los que crecen pelos, pero no espinas. Su mayor parte permanece oculta en el suelo: una enorme raíz en forma de nabo. Los religiosos españoles se referían a esta planta como güisqui seco, hierba divina, raíz del diablo o medicina de Dios. Los botanistas la conocen como Lophophora williamsii. Esta planta, para muchos nativos norteamericanos, conlleva la habilidad de abandonar la existencia física para comunicarse con los espíritus, y alcanzar la plenitud. ¿Qué hay en el peyote que causa tales inusuales efectos?¿Puede la medicina moderna aprender algo del uso que los nativos norteamericanos hacían del peyote para guarecer una extensa variedad de dolencias? ¿Tiene alguien el derecho legal de usar drogas o sustancias controladas en sus ceremonias religiosas? Considerado un clásico imprescindible sobre el amplio universo que rodea al peyote, Peyote. El cactus divino, se presenta por primera vez al lector de habla hispana. Escrito con pasión, objetividad y evidente ánimo multidisciplinar, Edward F. Anderson ahonda en la historia, los usos religiosos pasados y presentes, la etnobotánica, la farmacología y la situación legal de la planta sagrada de la Iglesia Nativa Americana, el famoso Lophophora williamsii.